HISTORIA

Can Nentia es una casa del siglo XIX que formaba parte de una gran propiedad llamada Mas Sabenya

De Mas Sabenya a casa rural Can Nentia: Un hilo secreto que conecta generaciones.

Soy Juan y hoy quiero abriros una ventana a nuestra historia, porque Can Nentia no es sólo una casa; es el reflejo de la vida, los sueños y esfuerzos de varias generaciones.

Can Nentia es una casa del siglo XIX, que en su origen formaba parte de una gran propiedad llamada Mas Sabenya. Mis abuelos, Joan y Angeleta, llegaron hacia 1922, como inquilinos. Allí, en este hogar lleno de sencillez y trabajo, nacimos mi padre, Quimet, mi hermano y yo.

Mi padre con el paso de los años, se casó con mi madre, Maria, una mujer dulce y valiente, y juntos decidieron arraigarse en Can Nentia, haciéndola suya en cuerpo y alma. En 1973, con mucho esfuerzo e ilusión, pudieron comprar la casa, dándole un nuevo significado: ya no era sólo un sitio para vivir, era un legado, un sueño hecho realidad, una herencia emocional que hoy llega hasta vosotros.

La transformación de Can Nentia de la mano de Joan y Cati

Can Nentia son sólo paredes y techos; es historia, es familia, es el latido de generaciones que han amado esta tierra y esta casa. Y es un honor para mí poder compartir con vosotros ese pedacito de nuestro corazón.

En 1995, nuestra familia vivió una gran pérdida: nos dejó Quimet, un gran referente para todos nosotros. María, una mujer dulce y llena de bondad, le sobrevivió otros cinco años, con una fuerza admirable.

Cuando ella también nos dejó, la casa permaneció cerrada hasta 2001.

Las casas, al igual que las personas, tienen vida. Si no se habitan, mueren de pena. Con el cambio de milenio, junto con Cati, mi pareja, decidimos dar una nueva vida a la casa y convertirla en un lugar especial: una casa de turismo rural.

Yo, constructor de oficio y apasionado de mi trabajo, me dediqué con cuidado y cariño a cada detalle. Con mucho cariño, restauré la casa pensando siempre en su bienestar, para que los que ahora la disfruta se siente como en casa. Le devolvimos el encanto de las antiguas casas solariegas catalanas: techos abovedados y cuadrados, paredes de piedra y paredes pintadas a la cal, respetando su espíritu original.

Cati, por su parte, puso su sensibilidad en la decoración y se encargó de restaurar los muebles antiguos, devolviéndoles toda su belleza y autenticidad. Juntos, trabajamos para darle a la casa una nueva alma, un espacio para compartir y amar

Es una casa acogedora y sencilla, pero con todo lo necesario para una estancia confortable, lo cual la hace muy adecuada para familias con niños.

Can Nentia abría sus puertas como <b>Turismo Rural</b> en 2002.
Can Nentia abría sus puertas como Turismo Rural en 2002.